lunes, 30 de enero de 2012

Imaginemos que en  Barcelona existiera un cerdo. Con nombre y todo... y con dinero. Por supuesto, dinero apropiado no muy lícitamente. Apelo a tu inteligencia. ¿Puede el dinero ir a donde quiere?  Acaso no están dotados los ricos de una inteligencia superior y es por eso, por lo que el dinero los escoge a ellos, para ser los poseedores de todo lo verdaderamente sea digno del nombre. Los menos listos confian en la historia, en salvadores venidos del mas allá... En Dios.
Soñemos con Superman y el héroe enmascarado. ¿Acaso no desearías que  se encargaran de poner las cosas en su sitio? 
 Pero Superman no existe. No podemos esperar su presencia, ni su acción, ni su ansiada y benefactora justicia. Nuestro cerdo barcelonés se revuelca en el charco de la inmundicia. Es inmune a los efectos justicieros cómicos y cósmicos.
El héroe enmascarado de momento no aparece. La crisis debe tenerlo ocupado resolviendo la trama financiera que ha puesto en jaque al mundo. Comprendo. Si miles de personas han perdido sus ahorros... sus casas... y quién sabe si alguno, incluso la vida por ese percance, comprendo que merece ese tema mayor atención. Le deseo suerte. Toda la humanidad se la desea, ya que como sabemos la selva está llena de peligros. No vendrá a resolver este enigma. Estamos solos. Estoy solo. El cerdo y yo. Frente a frente el poder y los huevos.
No. No hay nadie más. Todos los poderes se han enmudecido  ante semejante individuo que a todas luces, aún su apariencia humana,  es un animal de pezuña como se había indicado en el comienzo  de esta reseña o crónica. Solo quedo yo, para desenmascararle. Lo comento con los amigos y me animan... échale huevos yuper. Echarle huevos... es fácil. Eso me dicen. Le echaré huevos, me dije.

De tanto en tanto echarle huevos

Un título no solo es un título. También es un titular. O un lema.  Quizás una obligación... O quién sabe si una diversión. Tal vez una ocurrencia que no va más allá del tiempo en que su verdadero significado aparezca por arte de magia... Mientras tanto y de vez en cuando, sin que se note, sin prisas pero sin pausas...es necesario, echarle huevos.